Los huesos largos presentan la siguiente estructura:
- Diáfisis: Es la parte central y alargada del hueso largo. Está compuesta principalmente por tejido óseo compacto, que le confiere resistencia. En el interior de la diáfisis se encuentra la cavidad medular, que contiene médula ósea amarilla, que es principalmente grasa.
- Epífisis: Son los extremos del hueso largo. Están compuestos por una capa externa de tejido óseo compacto y una capa interna de tejido óseo esponjoso, cuyo interior contiene trabéculas y médula ósea roja, donde se produce la formación de células sanguíneas.
- Metáfisis: Es la región de transición entre la diáfisis y la epífisis del hueso donde el tejido óseo se reorganiza y produce el crecimiento óseo durante el desarrollo y el crecimiento en la infancia y la adolescencia.
- Periostio: Es una capa fibrosa que rodea la superficie externa del hueso, excepto en las áreas cubiertas por cartílago articular. Contiene vasos sanguíneos, nervios y células implicadas en el crecimiento y reparación del hueso.
- Endostio: Es una capa delgada de tejido conectivo que recubre la superficie interna de la cavidad medular del hueso largo. Contiene células óseas y vasos sanguíneos que participan en la remodelación ósea y la reparación.