En el corazón de nuestras crecientes metrópolis, un proceso natural milenario juega un papel crítico, aunque a menudo invisible, en la vida diaria de millones de personas: el ciclo de hidrología. Este ciclo, fundamental para la existencia de la vida en la Tierra, describe el continuo movimiento del agua dentro del planeta, desde los océanos hasta la atmósfera, la tierra y de regreso. Sin embargo, cuando este ciclo tiene lugar en entornos urbanos, se encuentra con un conjunto único de desafíos y oportunidades. Las ciudades transforman el paisaje natural de formas que pueden alterar profundamente el ciclo del agua. Superficies impermeables como asfalto y concreto previenen que el agua se infiltre en el suelo, cambiando la forma en que se recarga el agua subterránea y se manejan las escorrentías durante las tormentas. Además, las infraestructuras urbanas como los sistemas de drenaje y tratamiento de aguas residuales juegan un papel crucial en la gestión de este recurso vital, pero también pueden ser fuente de contaminación si no se manejan adecuadamente. |
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