La inercia nos dice que un objeto tiende a mantener su estado actual de movimiento o de reposo a menos que una fuerza externa actúe sobre él. Esto significa que un objeto en reposo permanecerá en reposo y un objeto en movimiento continuará moviéndose a una velocidad constante en línea recta, a menos que se aplique una fuerza externa para cambiar su estado.
La inercia está relacionada intrínsecamente con el concepto de masa. Cuanto mayor sea la masa de un objeto, mayor será su inercia, lo que significa que será más difícil cambiar su estado de movimiento. Por ejemplo, un automóvil grande necesita más fuerza para acelerar o detenerse que un automóvil pequeño, debido a su mayor masa y, por lo tanto, su mayor inercia.
La inercia también se manifiesta en la resistencia de los objetos a ser acelerados o desacelerados. Por ejemplo, cuando un automóvil se detiene bruscamente, los pasajeros tienden a moverse hacia adelante debido a su inercia, ya que su cuerpo tiende a seguir moviéndose a la misma velocidad y dirección que tenía el automóvil antes de frenar.