Esta etapa debe servir para que el alumnado pueda aprender a utilizar los recursos personales para desenvolverse en el medio de una forma cada vez más ajustada e independiente, confiando en sus posibilidades y cualidades, y respetando a los y las demás. En este sentido, especial relevancia tiene el desarrollo y la conciencia corporal y sensorial, pues, en las primeras etapas del desarrollo, el cuerpo es la principal fuente de aprendizaje, relación y expresión, así como la base de la actividad autónoma. Por tanto, como docentes, debemos ofrecer a nuestro alumnado un contexto y un entorno enriquecido en experiencias propias, con los y las demás y con los objetos, donde puedan explorar, manipular y experimentar, descubriendo poco a poco el mundo que les rodea.
Partiendo de ello, se ha diseñado esta situación de aprendizaje, cuyo principal objetivo es contribuir al desarrollo sensorial y perceptivo del alumnado, a la vez que se estimula su autonomía y el conocimiento del cuerpo humano.
Para promover un aprendizaje significativo partimos del reconocimiento de sí mismo, la misma se construye a partir de la experiencia concreta, compuesta por diversos materiales, y alcanzar el análisis reflexivo para, posteriormente lograr la conceptualización y aplicación mediante la estrategia principal que es el juego, con actividades lúdicas divertidas y significativas para las niñas y niños.