La educación inclusiva es una vía para garantizar que todos los estudiantes, sin importar sus condiciones individuales, accedan a una enseñanza de calidad. El estudio realizado en la Unidad Educativa San Pablo del Río de Oro destaca avances en prácticas inclusivas, pero también señala la necesidad de fortalecer la cultura y las políticas institucionales. La colaboración entre escuela, familia y comunidad es esencial para crear un entorno donde la diversidad se valore y se convierta en una oportunidad de crecimiento.
La educación inclusiva no es solo un objetivo, sino un compromiso con la equidad y el derecho a aprender en condiciones óptimas. A medida que las políticas educativas avanzan, es crucial que cada actor del proceso educativo asuma su responsabilidad y contribuya a construir una sociedad más justa y accesible para todos.