Algunas recomendaciones para la creación de animaciones educativas son las siguientes (Palomino y Rengel, 2015):
- Identificar en primer lugar la población objetivo para determinar dentro de ella el contenido que es necesario desarrollarse mediante una animación. Si no existen argumentos válidos para la elaboración de la animación, es mejor no hacerla.
- La clasificación y organización de los contenidos debe seguir una secuencia lógica, desde los conceptos más simples hasta los más complejos.
- Se debe escoger cuidadosamente la cantidad y calidad del contenido, imágenes y sonidos que serán integrados dentro de la animación. Un uso excesivo de estos recursos puede distraer la concentración del estudiante, mientras que por el poco uso de estos la animación no llamaría la atención necesaria.
- El proceso de animación dará mejores resultados si se realiza a la par con otro experto de la misma área o de áreas diferentes para corregir errores que un solo autor no podría ver.
- La animación creada debe responder al objetivo inicialmente planteado por el profesor.
- Se debe evitar el uso de una secuencia rápida de luces intermitentes para no provocar epilepsia foto sensitiva en los estudiantes. En Japón se reportaron más de 600 casos de epilepsia debido a que un episodio del famoso programa Pokémon usó una secuencia rápida de luces intermitentes (T13, 2015).