Temple Grandin fue diagnosticada con autismo a los cuatro años. Creció bajo los cuidados de su madre, quien supo desde un inicio que Temple era distinta, pero no menos. La madre de Temple siempre buscó que ella fuera autosuficiente, por eso la hacía pasar los veranos trabajando en el rancho de su tía. También la impulsó a que estudiara. Temple fue a la universidad donde obtuvo una licenciatura, luego siguió una maestría y también doctorados. Inventó una máquina de abrazos con la que se calmaba cuando entraba en sus crisis de nervios. Esta es la historia de una mujer, que con su maravillosa mente y gracias a su autismo, pudo comprender de mejor manera el comportamiento del ganado, pues al igual que a ella, la sobreestimulación los asustaba. Temple logró transformar las instalaciones de engorde y sacrificio de ganado en los corrales de Estados unidos para hacerlos más humanitarios y eficientes.
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